- Escrito por Redacción Camarinas.eu Redacción Camarinas.eu
- CategorÃa: Cultura Cultura
- Created: 08 Outubro 2008 08 Outubro 2008

No terceiro tomo destes melancólicos manuscritos o Barón Von Mark descubre o rockeiro que leva dentro e retoma a máis grande aventura musical da historia humana. Nesta oda, unha auténtica apoloxÃa do mundo das drogas, o sexo e o rock'n''roll, o noso querido aeda xermánico conta a desdichada historia dunha experiencia musical chamada a ser a máis grande que viron os séculos pero que quedou truncada debido á aparición en escena da acuicultura na Costa da Morte. Dous homes, un Maestro e o seu discÃpulo, perdidos no mundo decadente, degradado e corrompido do show-bussiness. Xa o decÃa a canción: "There's no bussiness like show-bussiness".
"El Ayatollah del Rock´n´Roll"
Tristes y melancólicas se deslizaban las notas, monótonos y archisabidos se arrastraban los arpegios a través de las ondas electromagnéticas. El panorama musical era un paraje desolado. Estábamos a mediados de la década los 90, los grandes grupos que le habÃan infundido nuevo vigor al rock duro daban sus últimos coletazos. Entonces el Maestro en un gesto grandioso me dijo un dÃa:
- Querido discÃpulo, San Mark, prepara los pertrechos: vamos a irrumpir en el panorama lúdico-musical. Alguien tiene que arreglar este desaguisado.
Yo, hondamente conmovido por la decisión del más grande de los hombres, arrodillado, humildemente besé su santa y casta mano. Porque deben ustedes saber, mis queridos incondicionales, que en todos los dÃas de su agitada y provechosa vida, el TÃo Diekt ni una sola vez acudió a ese socorrido e inevitable remedio al que nosotros, simples mortales, tan a menudo nos vemos obligados a recurrir llamado autosatisfacción. Miles, qué digo, millones de mujeres habrÃan reptado, implorado, arrastrado, humillado, agarradas a sus varoniles y peludas rodillas para impedir tal despropósito. Evidentemente, podÃa besar tranquilo.
Entonces nos rodeamos de músicos de probada competencia. Pero entre todos ellos, descollaba un bajista de reconocido prestigio, un auténtico prestidigitador de las 4 cuerdas, un profesional que pensaba de forma pentagrámica, un hombre cuyas manos se deslizaban a través de su mágico y estratosférico contrabajo como si se tratara de una pareja de jóvenes amantes que bailaran un vals en algunos de los barrocos palacios de Viena, pero que lo bailaran a cámara rápida, se entiende. El Maestro, sin duda, me eligió a mi debido a mis innegables dotes: una tormenta vocálica, un explosión sónica, un torrente sonoro, una deflagración estentórea, era en aquellos dulces dÃas de la juventud el chorro de mi voz. Los otro 4 discÃpulos se dispersaron por el mundo mientras duró nuestra aventura musical: Kasteladze se esforzaba denodadamente en estudiar, y todo ello para acabar en una Lista Negra de la Universidad Laboral; Karl, como una famélica pantera africana, devoraba manual tras manual, para conocer todos los entresijos de la economÃa portuguesa y también de la mundial; Andretti, el viejo profesor, ello si aún fuera posible, aumentaba cada vez más el fondo invaluable de su bagaje cultural; y el Coronel Lou Kech, el Gran Pacificador, mediaba en algún conflicto internacional, en aquel momento, creo que entre el mando militar ruso del Cáucaso Norte y los bandidos chechenos.
El nombre comercial, marca registrada, de Ayatollah, se lo cedió gustosamente al TÃo Diekt uno de sus mejores amigos de los buenos y viejos tiempos: el santo Ayatollah Jomeini, el cual conocÃa al Maestro desde sus épocas de exiliado polÃtico en ParÃs, antes incluso de que se produjera en Irán la Revolución Islámica del año 1979 que destronó al desdichado Sha de Persia y que hizo subir a este viejo camarada del TÃo Diekt al milenario trono iranÃ. Una vez establecido en el poder, en reiteradas ocasiones Jomeini ofreció al Maestro el mando del asà llamado "Ministerio para la represión del vicio y fomento de la virtud", puesto a todas luces ideal para el Maestro, y éste si se negó, sólo fue por una de las escasÃsimas peculiaridades del carácter del TÃo Diekt: no soportaba demasiado bien la morangada. Algunos objetaban a esto diciendo que al parecer los antepasados del Maestro habÃan llegado a la Costa de la Muerte en arruinados y destartalados carromatos de los que colgaban, tintineando rÃtmicamente, cacerolas y cucharas metálicas. ¡Insidias!, ¡infundios!, ¡mienten esos canallas, esos bellacos, esos corruptos!. Quien haya conocido al TÃo Diekt, sabe que éste poseÃa una espléndida cabellera rubia, alborotada como la de un animal, del color dorado de los campos de trigo de Ucrania en primavera; que tenÃa unos prÃstinos y angelicales ojos azules que reflejaban el infinito cielo protector. En fin, que El era el perfecto prototipo de la raza celta: verle le traÃa a uno el recuerdo de las brumas del norte, del jardÃn de las Walkirias, del banquete de OdÃn.
A caÃda da tiranÃa do réxime do Sha de Persia foi posible gracias a colaboración destes dous vellos amigos
El resto ustedes ya lo conocen, incluso es posible que nos hayan visto en alguna de nuestras esporádicas actuaciones: ¿hemos sido nosotros el mejor grupo de la historia de la música? Huelgan más comentarios, ustedes, mi bienquerido y bienamado público, sostén de la alimentación de mis infinitos e incontables vástagos, saben que esto es asÃ. Fueron tiempos de sexo (sobre todo para el Maestro), drogas (alguna que otra), alcohol (a torrentes) y rock´n´roll (cuando no lo impedÃan las otras tres, y siempre en el tiempo libre). ¿Quién al oÃr "Shame" no ha sentido la desesperación y la angustia que inunda la moderna vida urbana? ¿O al escuchar "Hole" no ha renunciado de forma definitiva a encontrar esa quimera que es el amor verdadero? ¿O con "The dream ways" no se ha acordado de Rimbaud, Verlaine y los restantes poetas modernistas? ¿Y al oÃr "Why was I born man?" no ha sentido como una bala de diamante disparada al centro de la frente, la desgracia de pertenecer a la condición masculina en estos tiempos de hembras como reactores nucleares?. En fin, queridos compatriotas, ¿es que acaso existe un sólo ser humano que pueda negar que esas dosis de filosofÃa, minimizadas y suministradas en pequeñas cápsulas milimétricas en forma de canción, mejoraron su nivel de vida en un 200%? Fueron los dÃas en los que el TÃo Diekt se convirtió en un Ãdolo de masas, en un icono sexual, en un showman, en un lineman, y yo, un humilde mindundi, estaba a su lado. ¡Desde estas páginas te doy las gracias, Maestro!. Si ello aún fuera materialmente posible, numéricamente concebible, fÃsicamente factible, el Maestro aumentó en aquellos melódicos dÃas su frecuencia fornicatoria, llevándola a un auténtico marathón amatorio. Sobre todo probó un campo profesional nuevo: el de las periodistas. Pero luego éstas al ser abandonadas por el Maestro solÃan amenazar con suicidarse, o cosas peores. Algo terrible.
Finalmente, la aventura llegó a su fin. Esto ocurrió cuando nuestro bajista, el gran campeón olÃmpico del tetracordaje, decidió dedicarse a su otra gran pasión: la acuicultura, convirtiéndose en el mayor experto de Europa Occidental en la crÃa de salmones. Con anterioridad él ya siempre solÃa venir a los ensayos del grupo con su carpeta de apuntes sobre la vida de los pececillos, y hoy se le puede ver a la sombra del más hermoso de los faros, el de Camariñas, con su cobrizo cuerpo esculpido en bronce, emocionándose hasta las lágrimas cuando dos de sus salmoncillos han traÃdo a la vida una nueva camada, una fecunda progenie. Ante esta catastrófica decisión de nuestro bienamado bajista, que la humanidad tanto ha lamentado, el Maestro, desolado, y por única vez en toda su vida con lágrimas en los ojos, me dijo en un susurro:
- Apóstol San Mark, sin él ya nada será lo mismo. Recoge los pertrechos. Han tirado con nosotros al mar. Y habrá que volver a reunir a los demás discÃpulos.
¡Quién sabe, queridos fans, si en el futuro el Maestro y éste, su humilde servidor, no habrán de volver por sus viejos fueros, y resucitar aquel viejo proyecto musical, bajo otro nombre!. Pero mientras tanto, en las ocasiones en las que el putero-y-fodón TÃo Diekt y yo nos dejamos ganar por la melancolÃa, por la rememoranza de aquellos grandiosos dÃas idos, los dos solemos ir a sentarnos al lado del salvaje mar de Reira, y entonces el Maestro suele sacar la trompetilla ganada en un chiringuito de las fiestas de Camelle, y la emprende con la Marcha Radetzky:
¡Trararij-Trararaj! ¡Tarij-Tarij-Taraj!
As masas enloquecidas portan pancartas cos dous homes máis grandes que vÃo a milenaria historia de Persia
P.D.: Pois asà repasaba no 2004 o Barón a desdichada historia do grupo coñecido como "The Third is the Piggiest" (literalmente, "O Terceiro é o máis Porco") posteriormente rebautizado polo máis comercial e vendible "Ritual". Triste destino o de aquel gran grupo sonoro. Pero atención, na próxima edición destas memorias virá o plato fuerte, o momento álxido por todos esperado: a crónica literaria que fixo estoupar os anales da literatura universal, o IV CapÃtulo das Memorias, sempre tristes, sempre melancólicas, do Barón Von Mark, o asà chamado CapÃtulo Perdido...
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Moits saludos!
***************LUCIA********************
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